Buenos Aires, 23 de diciembre de 2020
Se acerca el fin de un año signado por el dolor y la perdida. Un año en el que, impulsados por nuestro férreo compromiso con la educación, emprendimos la búsqueda de nuevas formas de enseñar. Entendimos que la salud es lo más importante. Aprendimos a cuidarla mientras seguimos en clase. Se cerraron algunos edificios y se abrieron millones de espacios donde se enseñó y se aprendió. Las risas fueron mediatizadas, las reuniones en pantallas y los abrazos virtuales. El esfuerzo de nuestro colectivo fue y sigue siendo inconmensurable.
Desde la APFA nos propusimos acompañar a cada persona preocupada por la educación científica. Lo hicimos como pudimos y pudimos hacerlo. Llevamos adelante decenas de acciones, modernizamos el funcionamiento de nuestra Asociación y ofrecimos lo mejor.
El año que comienza también exigirá mucho trabajo e inteligencia para sortear las dificultades que aparezcan en los caminos que queramos recorrer. Pero, lejos de sentirme pesimista, encuentro en el abrazo de nuestro colectivo la esperanza y la fuerza para avanzar y alcanzar nuestras metas.
Al igual que el año pasado, lanzo una amplia convocatoria a seguir trabajando, que nace del entendimiento de la educación científica como una necesaria empresa libertaria. Más aún, todo lo vivido deja claro que la educación en ciencias no pude ser esquiva a ninguna persona. En este sentido, nuestra labor como profesores es un acto militante, comprometido y relevante que debe enaltecer la bandera de la justicia educativa.
Para terminar, consciente de que en estas épocas las ausencias se sienten en el corazón, espero que el año que entra nos encuentre hermanos, abrazados y comprometidos con la educación en física y sobre todos con nuestros jóvenes.
Para este 2021, lo único que quiero desearte es salud.
Prof. Dr. Ignacio J. Idoyaga – Presidente de APFA